04 março 2003

EL AÑO EN QUE NOS DIVERTIMOS PELIGROSAMENTE

RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
RIO DE JANEIRO, Brasil

Este año la violencia durante el Carnaval de Rio es tan abierta y descarnada que la prensa local está dando instrucciones a los cariocas de cómo salir con vida de ella.

Cómo sobrevivir a la guerra en Rio es el titulo del ``manual'' que el diario O Globo publicó este fin de semana, con ``trucos de cómo evitar asaltos y la violencia generalizada''.

Según el rotativo, las personas que se dirijan hacia el área del carnaval deben comportarse como si fueran hacia la playa. ``Use apenas un short y unas chancletas. El dinero para la cerveza debe quedar oculto para evitar sorpresas. Si va hacia el Sambódromo [donde se efectúa el desfile de las carrozas, en el centro de la ciudad], lo mejor es ir en metro o en taxi''.

Es más, ``para quien desfila en las comparsas, lo mejor es evitar usar mochilas, relojes, joyas o teléfonos celulares''.

El jueves pasado, la Policía detuvo a un hombre que ingresó armado en el recinto de los desfiles. Desde entonces, por primera vez en la historia del Carnaval, las carrozas desfilan con una escolta de policías armados y entre la multitud hay agentes encubiertos, reveló la gobernadora del estado de Rio de Janeiro, Rosinha Matheus.

Las autoridades cariocas están recurriendo incluso a los radios de onda corta para interceptar las comunicaciones entre los delincuentes y saber dónde piensan atacar.

El sábado, el hijo de un jefe de Policía llamó a todos sus amigos advirtiéndoles que no transitaran por la llamada ``Linha Amarela'', una alameda suburbana que atraviesa cuatro favelas, después que su padre escuchó en la radio cómo los narcotraficantes planificaban un ataque.

Menos de dos horas después, tres autobuses fueron tiroteados e incendiados en el lugar. Al final del día la vía estaba tomada por efectivos del Ejército que escoltaban los automóviles.

``Mi sugerencia es que la gente trate de escuchar los noticieros antes de salir a la calle, para que sepa dónde están sucediendo problemas'', dijo Marina Maggessi, jefa de la Unidad de Inteligencia de la Policía Civil.

Entre los trucos a los que los cariocas deben recurrir en estos días para sobrevivir a la violencia, O Globo sugiere ``[cuando un semáforo lo detiene] mantenga el automóvil con la primera velocidad accionada y permanezca alerta ante movimientos sospechosos, listo para arrancar aún con la señal roja''.

Si necesita sacar dinero de un cajero automático, lo mejor es ``no colocar el dinero o la cartera en el bolsillo de atrás'' y ``siempre mirar a su alrededor'' durante la operación bancaria.

``Lo más indignante es que luchamos, pagamos impuestos y no hay seguridad. La violencia siempre ha existido, pero nunca llegó a este punto. Cada vez se hace más difícil dormir tranquilo cuando se tiene a los hijos en la calle'', se quejó Zico, el célebre jugador de fútbol.

Todo cuidado es poco. En el marco del plan Rio Seguro, el Ejército ha desplazado las tropas en las principales avenidas y alamedas. Los dos aeropuertos de la ciudad están siendo patrullados con camionetas artilladas y en los pasillos de las instalaciones los uniformados armados hasta los dientes circulan entre los viajeros.

Desde la semana pasada, los cariocas viven un estado de guerra virtual, con asaltos a autobuses y a grupos de bailarines que se dirigen hacia el Sambódromo, con tiroteos en las zonas adineradas y hasta de bombazos en calles que eran hasta hace poco consideradas territorio seguro o acaso intocable, como el barrio de Leblón, donde en términos de bienes raíces están los metros cuadrados más caros del país

Una fuente en la Policía Federal carioca confió a El Nuevo Herald que las autoridades piensan que los ataques de los narcotraficantes a la ciudad ``cumplen un patrón que sugiere una importación de métodos terroristas implementados por la guerrilla colombiana con la ayuda de elementos del Ejército Republicano Irlandés''.

``A lo mejor debíamos pedir ayuda a los ingleses'', adelantó la fuente. Como medida de seguridad, desde el inicio de los ataques, las fuentes policiales en Brasil no se están identificando en sus conversaciones con la prensa extranjera.

``Es una orden que vino directamente del presidente en persona'', se excusó la fuente, mencionado al mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

03 março 2003

LAS FAVELAS, EL INFIERNO DE RÍO

RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
RIO DE JANEIRO

En el Bar Brasil, enclavado en una angosta calle de la barriada de Lapa, hay un pequeño cartel que reza: ``No tengo miedo al futuro, porque él no muerde a quien trabaja''.

La frase no deja de ser una ironía para las más de 90,000 personas que literalmente parecen vivir colgadas del cielo en la cercana favela O Jaquerézinho, una de las colmenas habitacionales más pobres y densas de esta metrópoli, donde la falta de trabajo es tan grande que para medirla es más fácil de hablar de la tasa de empleo: el 5.8 por ciento, según datos de la alcaldía.

``Jaquerézinho'' significa ``cocodrilito'', y el nombre puede transmitir un cierto sentimiento de tranquilidad, pero la vida en la favela no es un lecho de rosas. De hecho, la policía no osa entrar en ella y sus habitantes viven a la merced del Comando Vermelho, una de las principales bandas del crimen organizado en la ciudad.

``Aquí nadie está loco para intentar enfrentar el poder que ellos tienen en la favela'', apuntó el concejal socialdemócrata Pedro Porfirio, quien ha intenado desarrollar un programa de acción social en el conglomerado con la cooperación del alcalde, José Azevedo de Matos.

El concejal sostuvo que él no dialoga con el Comando Vermelho, pero admitió que el alcalde tiene contactos con los traficantes diariamente.

Según Porfirio, el narcotráfico no dispone de poder político en la favela, pero ``tiene el moral, porque cuando la policía viene, comete muchas arbitrariedades''. Sin embargo, ese poder es omnipresente.

Cuando El Nuevo Herald lo acompañó en una visita a la favela, sus colaboradores tuvieron que convencer a los narcotraficantes de que el reportero no era un polícia, cuando en medio del trayecto un par de hombres armados -uno de ellos con un fusil automático AR-15- pero vestidos apenas con shorts y chancletas de goma, aparecieron en un esquina, preguntando por qué se estaban sacando fotos.

``Ellos estaban preocupados, no quieren sus caras en los periódicos'', dijo el alcalde de la populosa urbe, Azevedo de Matos, que también es un fotógrafo profesional con un sueño.

``Vamos a construir una villa olímpica. Con piscina y campos de juegos'', dijo. Naturalmente que O Jacarézinho jamás tendrá juegos olímpicos, pero la idea es entretener a los jóvenes porque, como explica Porfirio, ``aquí los pobres sólo tienen tres alternativas: el tráfico de drogas, el robo o jugar balompié''.

Como Romário, por ejemplo, el célebre jugador del Fulminense, que nació en este brote marginal hace dos décadas y esta semana fue a Qatar a ganar $1.5 millones mensuales.

La favela es un lugar miserable. Se extiende por una loma a lo largo de unos 14 kilómetros cuadrados. Es atravesada por una línea de ferrocarril y un río donde la contaminación ha acabado con toda esperanza de recuperación.

La asistencia médica existe a duras penas. Hay un pequeño centro de salud para emergencias, aunque un plan social trata de movilizar las personas hacia consultorios fuera de la favela. ``Esto es una lucha infernal. Llevo años pidiendo a gritos que traigan aqui un médico de familia'', sostiene Porfirio.

A la vez, dos planteles -Vinicius de Moraes y Willy Brandt- subvencionados por un programa, aseguran la escolaridad. ``Los muchachos aprenden lo básico, leer y escribir, nociones de historia y cosas así'', dijo Azevedo de Matos.

Las casas son construidas de cemento y ladrillo o sencillamente de madera, y parecen aguantarse milagrosamente unas sobre las otras. Es imposible mantener la privacidad en este ambiente; todos se conocen, sólo caben amigos o enemigos, y esa familiaridad también es asegurada por una amenaza jurada de los delincuentes.

``Aquí impera la ley del silencio'', explicó el alcalde. ``Nadie dice nada, ni cuenta nada a nadie. Nadie ha visto nunca nada''.

Y como para que nadie se olvide de ello, en una de las entradas de la favela se encuentra ``el microondas'', un macabro rincón donde los bandidos asesinan y queman a sus enemigos o a quien se le haya ido la lengua.

``Fijese en la manguera de agua. No está ahí por casualidad. Ellos colocan los muertos dentro de gomas de autos, los rocian con gasolina, les prenden fuego y cuando el humo negro comienza a desprenderse, le echan agua para disiparlo y no alertar a la policía'', explicó el alcalde.

La ironía es terrible, advierte Porfirio, ya que dentro del rosario de problemas de la favela ``la falta de agua es la que más nos preocupa''.

Como no pueden sacar el vital líquido del río que atraviesa la favela, tienen que contentarse con una pequeña tubería que sube la loma y distribuye el agua a decenas de llaves públicas, donde los habitantes hacen fila para poder bañarse junto a sus hijos al aire libre.

Aun así, entre delincuencia, falta de agua, hacinamiento y ausencia de cuidados médicos, O Jaquerézinho tiene un alma propia y una vida comercial muy intensa.

Dentro de este cerrado submundo hay una academia de baile, una escuela para choferes con dos automoviles, carnicerías, pescaderías, fábricas y tiendas de ropa y zapatos, quioscos de revistas. Allí se vende de todo: relojes, muebles, utensilios de cocina, refrigeradores, ventiladores, cocinas de gas o eléctricas. Además, prácticamente en cada esquina hay un bar o una modesta cafetería.

``Hace 40 años que tengo esta tienda. Viene mucha gente rica a comprarme muebles porque vendo barato'', sostuvo, no sin cierto orgullo, Milton Moacir da Silva.

También tienen un cibercafé, donde la internet llega vía radio a falta de líneas telefónicas. Con seis computadores y una impresora, los clientes -la mayoría jóvenes- pagan $0.25 por hora para acceder a la red. El proyecto fue posible con una ayuda del municipio de la capital italiana, Roma.

Los comerciantes se concentran en la Calle del Oidor, un nombre que recuerda una vieja autoridad de la monarquía colonial, y que sube el morro entero con tiendas de ambos lados, profundamente coloridas donde no se presta mucha atención a quien pasa sino a quien entra.

02 março 2003

LA SANGRE EMPAÑA LA ALEGRÍA DEL CARNAVAL DE RÍO

RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
RIO DE JANEIRO

La primera noche
del Carnaval carioca se tiñó de sangre.

Los narcotraficantes del Comando Vermelho bajaron de las favelas, interrumpieron el tráfico en una importante avenida de la ciudad, fusilaron a un teniente de la marina que opuso resistencia, incendieron dos ómnibus y se enfrascaron en una infernal balacera con las autoridades y bandas rivales.

Las autoridades creen que los ataques fueron de nuevo ordenados por el narcotraficante Fernandinho Beira-Mar, quien fue trasladado el jueves a una cárcel de máxima seguridad en el vecino estado de Sao Paulo, después que sus hombres protagonizaron una ola de disturbios de 72 horas que produjo unos cinco muertos y 30 heridos además del incendio de una treintena de autobuses y unos $80 millones en pérdidas al comercio local.

Cuando fue sacado de la cárcel de Bangú en Río rumbo a Sao Paulo, Beira-Mar -extraditado hace 10 meses de Colombia tras ser capturado cuando intercambiaba armas por drogas con la guerrilla- amenazó con provocar los disturbios de ayer.

``Cambiarme [de cárcel] no resuelve el problema. Esta ciudad va a transformarse en un infierno'', dijo.

El tiroteo de la madrugada de ayer, comenzó minutos después de las las 12 a.m. del sábado -mientras el Viernes de Carnaval estaba en su apogeo-, cuando dos decenas de narcos de la favela Mandela bajaron hacia la Avenida Brasil y se robaron dos automóviles a punta de pistola y metralleta.

La policía llegó de pronto y se desencadenó el tiroteo. Una media hora después, otros grupos de traficantes de la misma favela detuvieron e incendiaron un autobús que se desplazaba por la misma avenida.

Mientras, el primer grupo logró repeler a la policía y comenzó a asaltar a todos los automovilistas que se desplazaban por la vía sin percatarse de los ataques.

Es en ese instante que el teniente de la marina, Erico Valle Petzold, fue interceptado en su vehículo, identificado, y sumariamente fusilado en la calle delante de su hermana y dos amigos.

Alrededor de las 12:30 a.m. otro autobús que se iba en sentido contrario, rumbo a la ciudad de Sao Paulo, se detuvo a unos 20 metros del cadáver del oficial y fue tiroteado por los delincuentes, quienes además arrojaron un coctel molotov que no funcionó.

``Luego que salimos de la ruta roja [una alameda interurbana], el autobús se detuvo. A nuestra izquiera había otro ya incendiado. Delante, vimos un carro parado y un cuerpo en el suelo y mucha sangre. Los bandidos todavía estaban tiroteando el carro. Pero de repente se volcaron hacia nosotros, y comenzaron a disparar contra nuestro autobús de ambos lados [laterales]. Todo el mundo se tiró al piso. Había muchas mujeres, niños; todos se apretaron en un espacio muy estrecho'', dijo una de las pasajeras, Maria Emilia Carvalhaes Machado, quien regresaba de unas vacaciones en Río junto a su marido.

Segun relató a la prensa local, ``de repente nos percatamos del estallido de una botella de cristal. Era un coctel molotov. Ellos intentaron incendiar el ómnibus y quemarnos vivos. Por suerte la botella no entró [al vehículo] y el fuego quedó fuera, sino estábamos muertos''.

La policía acudió de inmediato, y en medio de otra balacera fue sacando uno a uno a los pasajeros del autobús en llamas y colocándolos contra el separador central de la via, que sirvió de barricada improvisada. A cada momento, los policías sacaban sus armas por encima del separador y disparaban ráfagas cortas.

Mientras el tiroteo inundaba la calle, en la misma vía, a unos 200 metros del segundo autobús incendiado, un grupo de traficantes rivales bajaron de otra favela y comenzaron a disparar a los hombres del Comando Vermelho. La policía y los pasajeros quedaron atrapados en el fuego cruzado.

El tiroteo terminó a la 1:30 a.m., cuando llegaron más refuerzos al lugar y los bandidos escaparon.

Alrededor de las 9:30 p.m. del viernes, las autoridades tuvieron conocimiento de que el Comando Vermelho tramaba algo. A esa hora interceptaron comunicaciones radiales del grupo. Pero, al parecer cometieron un error de cálculo sobre dónde se producirían los ataques. En principio, varios reporteros extranjeros supieron por fuentes policiales que los ataques podrían tener lugar en el área de la Barra da Tijuca, al suroeste de la ciudad.

Ayer, el jefe de la Policía Militar, el coronel Renato Hottz, admitió que hubo fallas en la disposición de las patrullas, lo cual ``facilitó la acción de los delincuentes''. ``Nuestras atenciones estaban volcadas hacia la región de Manguinhos, donde hubo un primer tiroteo y disturbios en los últimos días'', explicó el oficial.

01 março 2003

UN SENADOR BRASILEÑO ES PROTAGONISTA DE UNA VERDADERA TELENOVELA POLÍTICA

RUI FERREIRA/El Nuevo Herald
RIO DE JANEIRO, Brasil

En el país de las telenovelas, la política no podía quedarse atrás. Sino que lo diga el senador por Bahía, Antonio Carlos Magalhaes, después de que su joven ex amante reveló que el político le intervino los teléfonos, a ella, a su esposo y a una larga lista de sus adversarios políticos.

Lo que al inicio parecía una sencilla crisis política regional, se ha transformado en una verdadera polémica nacional entre otras razones, porque Magalhaes, conocido por las iniciales ACM, había sido expulsado del Senado anteriormente y ahora está corriendo el mismo riesgo, después de que diputados de su partido -el PFL- admitieron que probablemente no lo respaldarán y que el jefe de la Casa Civil del presidente Luiz Inácio Lula da Silva le apuntara los cañones.

El primer capítulo de la saga saltó hace 10 días cuando Adriana Barreto dijo a la revista Veja que ACM ordenó las escuchas telefónicas después de que la joven decidió dejar al veterano político, casado hace 40 años con la madre de sus hijos.

``Tuve un romance con el senador pero al finalizar, mi esposo y yo fuimos perseguidos, intimidados y nuestros teléfonos intervenidos'', dijo Barreto, que aseguró que la intervención abarca a sus familiares.

ACM no es un político cualquiera en la escena brasileña. Observadores lo califican de un verdadero cacique regional, un peso pesado, un ``coronel'', con enormes influencias en el estado y la ciudad de Bahía, capaz de manipular todos los cordelitos de la política regional y nacional.

En enero del 2000, en la boda de su nieta, Paula, el arzobispo de la ciudad, monseñor Gaspar Sadock, que oficiaba la misa, no tuvo reparos en recordarle al ex presidente Fernando Henrique Cardoso por intermedio del jefe de su Casa Civil, el entonces diplomático Marco Maciel, que le dijera ``a sus amigos del sur, que Dios es bahiano''. Entre los analistas no quedaron muchas dudas de que el prelado se refería al político.

Las escuchas fueron presuntamente hechas a través de empleados de la compañía telefónica regional, que pasaban la información a los colaboradores de ACM. Las autoridades calculan que fueron intervenidas unas 190 líneas telefónicas, entre ellas las de adversarios políticos del senador, como Geddel Vieira Lima y Nelson Pellegrino, el actual presidente del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT).

ACM ha desmentido las acusaciones. Según asegura, las acusaciones son obra de sus rivales que quieren destrozar el equilibrio de gobierno que su partido ha logrado alcanzar con el presidente Lula da Silva, pero sus argumentos no han convencido ni siquiera dentro de su partido.

Según trascendió durante el fin de semana, la dirección y los parlamentarios del PFL están preocupados con dos hechos. Que la revista Isto E reveló que el senador admitió off-the-record hace un año que estaba llevando a cabo las intervenciones telefónicas contra el diputado Vieira Lima y de que las declaraciones de Barreto y su esposo a la Policía Federal parecen ser muy detalladas e incriminatorias.

``Estoy seguro de que [ACM] ha intervenido mis teléfonos y está envuelto en las demás. Tengo más que indicios de lo que digo y lo puedo demostrar. En primer lugar, tenemos el intercambio de correspondencia en la cual me chantajeó; después por sus intentos en Brasilia de entregar documentos a los periodistas. Además tengo informaciones del interior de la Policía Federal de que están ya muy cerca de probar su participación en el caso. Las escuchas en Bahía son un hábito, un hábito muy viejo', dijo Vieira Lima.

Las criticas también llovieron del Palacio de la Alborada. Ayer, José Dirceu, jefe de la Casa Civil de Lula da Silva, dijo que las escuchas son ``intolerables'' y ``representan un atentado a la democracia''.

``El país no puede asistir pasivamente a la violación de las leyes. Los responsables deben ser castigados'', dijo Dirceu.

A su vez, los humoristas también han sabido sacar partido de la situación.

El escritor Mauro Rasi, escribió el pasado lunes en O Globo que la situación es ``un big-brother bahiano''.

Y colocó en la boca de sus personajes la disyuntiva por la cual atraviesa la ex amante de ACM. ``Ella debería agradecer que está viva. Esos `coroneles', teniendo en cuenta las debidas proporciones, son como los Shogún, nobles japoneses que cuando decidían liberarse de un rival, aprovechaban el impulso y terminaban con todos los que tenían que ver con él: campesinos, aldeanos, criados y sus familias. Destrozaban al conde y al condado''.

CULPAN A LAS FARC DE LA VIOLENCIA EN LAS CALLES DE RIO DE JANEIRO

RUI FERREIRA/El Nuevo Herald
RIO DE JANEIRO, Brasil

La guerrilla colombiana llegó a Rio de Janeiro.

Ayer, el Ejército brasileño desencadenó una operación de rastreo en las zonas urbanas alrededor del complejo de cárceles de Bangú, al oeste de la ciudad, en busca de guerrilleros de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quienes estarían dando entrenamiento a los traficantes de drogas.

La operación, que contó también con efectivos de la Policía Militar, se desarrolló en la madrugada del viernes y abarcó las cárceles de Bangú 1, 3 y 4. Estaba prevista desde hace dos semanas, aunque sin relación aparente con los ataques de los traficantes a la ciudad de Rio de Janeiro esta semana, que han provocado ya la muerte de cinco personas y unos 30 heridos.

``La cooperación del Ejército en la búsqueda no tiene relación con los hechos de esta semana. Estaba ya decidida hace 10 días'', dijo ayer el secretario estatal de la Administración Penitenciaria, Astério Pereira dos Santos.

Según el funcionario, las autoridades tienen indicios de la presencia de guerrilleros de las FARC en el tráfico de drogas de Rio. ``Estos indicios se han incrementado y el Comando Militar del Leste está preocupado'', dijo.

Pereira dos Santos añadió que las autoridades recibieron información de inteligencia en la que ``todo nos hace creer'' que los guerrilleros colombianos actúan en las inmediaciones del complejo carcelario.

La búsqueda comenzó horas después de que las autoridades trasladaron al vecino estado de Sao Paulo al narcotraficante Fernandinho Beira-Mar, que fuera extraditado de Colombia hace 10 meses, donde el Ejército local lo atrapó intercambiando armas por drogas con la guerrilla.

La Policía de Rio acusa Beira-Mar de ser el responsable de la ola de ataques que estremeció a la ciudad esta semana. Cuando era trasladado de Bangú al aeropuerto militar de Rio, el delincuente lanzó algunas amenazas.

``Cambiarme [de cárcel] no resuelve nada. Ahora, esta ciudad se va a trasformar en un infierno'', dijo Beira-Mar a sus carceleros.

La presencia de los guerrilleros colombianos en el perímetro urbano de Bangú fue detectada por vez primera en diciembre, cuando las autoridades frustraron un plan de fuga de los traficantes que implicaba la voladura de uno de los muros del penal.

Pereira dos Santos dijo que dos días después de frustrar el intento de fuga, un informe de inteligencia llegó a las autoridades según el cual ``un hombre que hablaba un idioma extranjero'' fue visto en las inmediaciones del muro de Bangú 4. Más tarde, los agentes encontraron en el local un detonador y un uniforme del Ejército.

Otros informes indicaban que un grupo de hombres que hablaban español fueron vistos también en un poblado periférico del complejo carcelario.

Después del traslado de Beira-Mar hacia la cárcel en la ciudad de Presidente Bernardes, en el estado de Sao Paulo, las autoridades carcelarias realizaron un requisa en el interior del complejo penitenciario y ocuparon 111 teléfonos celulares, tres radios de onda corta y una computadora portátil.

La próxima semana piensan instalar en el perímetro carcelario dos bloqueadores de señal de teléfonos celulares, en un intento por impedir el contacto irregular de los presos con el exterior.

Por primera vez, desde el inicio de la ola de violencia en Rio el lunes, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, manifestó ayer su indignación con los ataques.

``Tengo la firme convicción de que la población de Rio de Janeiro, así como todo el Brasil, no puede permanecer rehén del crimen organizado. Las medidas de apoyo a la ciudad ya fueron tomadas y el gobierno seguirá empeñado en cooperar con las autoridades estatales'', dijo el mandatario.