EL AÑO EN QUE NOS DIVERTIMOS PELIGROSAMENTE
RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
RIO DE JANEIRO, Brasil
Este año la violencia durante el Carnaval de Rio es tan abierta y descarnada que la prensa local está dando instrucciones a los cariocas de cómo salir con vida de ella.
Cómo sobrevivir a la guerra en Rio es el titulo del ``manual'' que el diario O Globo publicó este fin de semana, con ``trucos de cómo evitar asaltos y la violencia generalizada''.
Según el rotativo, las personas que se dirijan hacia el área del carnaval deben comportarse como si fueran hacia la playa. ``Use apenas un short y unas chancletas. El dinero para la cerveza debe quedar oculto para evitar sorpresas. Si va hacia el Sambódromo [donde se efectúa el desfile de las carrozas, en el centro de la ciudad], lo mejor es ir en metro o en taxi''.
Es más, ``para quien desfila en las comparsas, lo mejor es evitar usar mochilas, relojes, joyas o teléfonos celulares''.
El jueves pasado, la Policía detuvo a un hombre que ingresó armado en el recinto de los desfiles. Desde entonces, por primera vez en la historia del Carnaval, las carrozas desfilan con una escolta de policías armados y entre la multitud hay agentes encubiertos, reveló la gobernadora del estado de Rio de Janeiro, Rosinha Matheus.
Las autoridades cariocas están recurriendo incluso a los radios de onda corta para interceptar las comunicaciones entre los delincuentes y saber dónde piensan atacar.
El sábado, el hijo de un jefe de Policía llamó a todos sus amigos advirtiéndoles que no transitaran por la llamada ``Linha Amarela'', una alameda suburbana que atraviesa cuatro favelas, después que su padre escuchó en la radio cómo los narcotraficantes planificaban un ataque.
Menos de dos horas después, tres autobuses fueron tiroteados e incendiados en el lugar. Al final del día la vía estaba tomada por efectivos del Ejército que escoltaban los automóviles.
``Mi sugerencia es que la gente trate de escuchar los noticieros antes de salir a la calle, para que sepa dónde están sucediendo problemas'', dijo Marina Maggessi, jefa de la Unidad de Inteligencia de la Policía Civil.
Entre los trucos a los que los cariocas deben recurrir en estos días para sobrevivir a la violencia, O Globo sugiere ``[cuando un semáforo lo detiene] mantenga el automóvil con la primera velocidad accionada y permanezca alerta ante movimientos sospechosos, listo para arrancar aún con la señal roja''.
Si necesita sacar dinero de un cajero automático, lo mejor es ``no colocar el dinero o la cartera en el bolsillo de atrás'' y ``siempre mirar a su alrededor'' durante la operación bancaria.
``Lo más indignante es que luchamos, pagamos impuestos y no hay seguridad. La violencia siempre ha existido, pero nunca llegó a este punto. Cada vez se hace más difícil dormir tranquilo cuando se tiene a los hijos en la calle'', se quejó Zico, el célebre jugador de fútbol.
Todo cuidado es poco. En el marco del plan Rio Seguro, el Ejército ha desplazado las tropas en las principales avenidas y alamedas. Los dos aeropuertos de la ciudad están siendo patrullados con camionetas artilladas y en los pasillos de las instalaciones los uniformados armados hasta los dientes circulan entre los viajeros.
Desde la semana pasada, los cariocas viven un estado de guerra virtual, con asaltos a autobuses y a grupos de bailarines que se dirigen hacia el Sambódromo, con tiroteos en las zonas adineradas y hasta de bombazos en calles que eran hasta hace poco consideradas territorio seguro o acaso intocable, como el barrio de Leblón, donde en términos de bienes raíces están los metros cuadrados más caros del país
Una fuente en la Policía Federal carioca confió a El Nuevo Herald que las autoridades piensan que los ataques de los narcotraficantes a la ciudad ``cumplen un patrón que sugiere una importación de métodos terroristas implementados por la guerrilla colombiana con la ayuda de elementos del Ejército Republicano Irlandés''.
``A lo mejor debíamos pedir ayuda a los ingleses'', adelantó la fuente. Como medida de seguridad, desde el inicio de los ataques, las fuentes policiales en Brasil no se están identificando en sus conversaciones con la prensa extranjera.
``Es una orden que vino directamente del presidente en persona'', se excusó la fuente, mencionado al mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
RIO DE JANEIRO, Brasil
Este año la violencia durante el Carnaval de Rio es tan abierta y descarnada que la prensa local está dando instrucciones a los cariocas de cómo salir con vida de ella.
Cómo sobrevivir a la guerra en Rio es el titulo del ``manual'' que el diario O Globo publicó este fin de semana, con ``trucos de cómo evitar asaltos y la violencia generalizada''.
Según el rotativo, las personas que se dirijan hacia el área del carnaval deben comportarse como si fueran hacia la playa. ``Use apenas un short y unas chancletas. El dinero para la cerveza debe quedar oculto para evitar sorpresas. Si va hacia el Sambódromo [donde se efectúa el desfile de las carrozas, en el centro de la ciudad], lo mejor es ir en metro o en taxi''.
Es más, ``para quien desfila en las comparsas, lo mejor es evitar usar mochilas, relojes, joyas o teléfonos celulares''.
El jueves pasado, la Policía detuvo a un hombre que ingresó armado en el recinto de los desfiles. Desde entonces, por primera vez en la historia del Carnaval, las carrozas desfilan con una escolta de policías armados y entre la multitud hay agentes encubiertos, reveló la gobernadora del estado de Rio de Janeiro, Rosinha Matheus.
Las autoridades cariocas están recurriendo incluso a los radios de onda corta para interceptar las comunicaciones entre los delincuentes y saber dónde piensan atacar.
El sábado, el hijo de un jefe de Policía llamó a todos sus amigos advirtiéndoles que no transitaran por la llamada ``Linha Amarela'', una alameda suburbana que atraviesa cuatro favelas, después que su padre escuchó en la radio cómo los narcotraficantes planificaban un ataque.
Menos de dos horas después, tres autobuses fueron tiroteados e incendiados en el lugar. Al final del día la vía estaba tomada por efectivos del Ejército que escoltaban los automóviles.
``Mi sugerencia es que la gente trate de escuchar los noticieros antes de salir a la calle, para que sepa dónde están sucediendo problemas'', dijo Marina Maggessi, jefa de la Unidad de Inteligencia de la Policía Civil.
Entre los trucos a los que los cariocas deben recurrir en estos días para sobrevivir a la violencia, O Globo sugiere ``[cuando un semáforo lo detiene] mantenga el automóvil con la primera velocidad accionada y permanezca alerta ante movimientos sospechosos, listo para arrancar aún con la señal roja''.
Si necesita sacar dinero de un cajero automático, lo mejor es ``no colocar el dinero o la cartera en el bolsillo de atrás'' y ``siempre mirar a su alrededor'' durante la operación bancaria.
``Lo más indignante es que luchamos, pagamos impuestos y no hay seguridad. La violencia siempre ha existido, pero nunca llegó a este punto. Cada vez se hace más difícil dormir tranquilo cuando se tiene a los hijos en la calle'', se quejó Zico, el célebre jugador de fútbol.
Todo cuidado es poco. En el marco del plan Rio Seguro, el Ejército ha desplazado las tropas en las principales avenidas y alamedas. Los dos aeropuertos de la ciudad están siendo patrullados con camionetas artilladas y en los pasillos de las instalaciones los uniformados armados hasta los dientes circulan entre los viajeros.
Desde la semana pasada, los cariocas viven un estado de guerra virtual, con asaltos a autobuses y a grupos de bailarines que se dirigen hacia el Sambódromo, con tiroteos en las zonas adineradas y hasta de bombazos en calles que eran hasta hace poco consideradas territorio seguro o acaso intocable, como el barrio de Leblón, donde en términos de bienes raíces están los metros cuadrados más caros del país
Una fuente en la Policía Federal carioca confió a El Nuevo Herald que las autoridades piensan que los ataques de los narcotraficantes a la ciudad ``cumplen un patrón que sugiere una importación de métodos terroristas implementados por la guerrilla colombiana con la ayuda de elementos del Ejército Republicano Irlandés''.
``A lo mejor debíamos pedir ayuda a los ingleses'', adelantó la fuente. Como medida de seguridad, desde el inicio de los ataques, las fuentes policiales en Brasil no se están identificando en sus conversaciones con la prensa extranjera.
``Es una orden que vino directamente del presidente en persona'', se excusó la fuente, mencionado al mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.