18 abril 2003

Cuba advierte de un posible éxodo

RUI FERREIRA / El Nuevo Herald

El gobierno cubano dijo ayer que fusiló a tres cubanos --que desviaron la lanchita de Casablanca-- para detener un éxodo de balseros y evitar una guerra con Estados Unidos.

A la vez, se adelantó a los acontecimientos y dijo claramente que un hipotético corte en las remesas de los exiliados o la suspensión de los vuelos directos a la isla, tendría un impacto sustancial en la vida de decenas de miles de cubanos, lo cual pudiera terminar en un éxodo masivo.

''Hemos tomado esa medida drástica para evitar que desemboque en una guerra [con Estados Unidos]'', dijo el canciller Felipe Pérez Roque en un encuentro con corresponsales extranjeros que duró tres horas y media.

El funcionario cubano sostuvo que su país se vio prácticamente obligado, ''por las circunstancias especiales que vive el país y con dolor'', a ejecutar a tres hombres de la raza negra acusados de secuestrar una embarcación hacia la Florida como ''una medida de disuasión'' para evitar una ola de balseros, la cual ''provocaría una confrontación'' con Estados Unidos.

''Es un recurso de excepción, una dolorosa medida tomada como último recurso y fundada en la aspiración a evitar muchas más pérdidas de vidas y costos para ambos países, impidiendo que se desate una crisis migratoria que concluiría en una guerra entre ambos países'', dijo Pérez Roque.

Sin embargo, horas antes, un comunicado del gobierno atribuyó una posible ola de balseros a las consecuencias de un hipotético corte en el envío de remesas de los exiliados o la suspensión de los vuelos directos a la isla.

El jueves, el diario The New York Times publicó, sin citar fuentes, que la Casa Blanca estaba pensando cortar el envío de remesas y los vuelos directos a causa de represión desatada contra la disidencia interna y el fusilamiento de los tres secuestradores.

''Tal vez las personas beneficiadas por las remesas no sean millones'', pero ''sí muchos cientos de miles de núcleos familiares o personas cuyo número individual es difícil de precisar'', dijo la nota.

En este sentido, ''sean cuales fueren los planes de castigo en el terreno económico, [...] los castigados serán muchos núcleos familiares que han adaptado sus vidas al standard económico y los considerables beneficios que en las condiciones de Cuba les propician pequeñas remesas'', enfatizó la nota.

En la misma, el gobierno asegura que está preparado para enfrentar cualquier contingencia, y que una de las primeras consecuencias sería el fin de las compras de alimentos a Estados Unidos, ya que ``tal medida sólo serviría para demostrar que [...] no es un abastecedor seguro''.

Además, ``las presuntas medidas que se anuncian de prohibir vuelos y remesas estimularían igualmente la emigración ilegal, de la que en nada se podría culpar a Cuba, que cumple estrictamente las obligaciones que le corresponden en los acuerdos migratorios, sin una sola excepción''.

Para el veterano analista Ernesto Betancourt, las palabras de La Habana son curiosas.

''Lo más significativo es que ellos están reaccionando a algo que no ha sucedido, que no se sabe si sucederá, pero terminan por admitir que les provocaría un hueco profundo en la balanza de pagos'', dijo Betancourt.

De todos modos, ''esta admisión es una ironía del destino, porque demuestra cómo [el gobernante cubano] Fidel Castro, al final de su vida política, es vulnerable al dólar estadounidense. Son tan dependientes de ello, que Estados Unidos puede tomar medidas que los para de cabeza'', añadió Betancourt.

Según el economista Antonio Jorge, en un cálculo hecho para El Nuevo Herald, detener el envío de remesas --calculadas entre $800 millones y $1,000 millones-- e interrumpir los vuelos directos provocarían una merma de $830 millones en los ingresos de la isla. Estos se calculan, por lo mínimo, en unos $3,300 millones anuales.

''Eventualmente se pudieran adaptar, con la creación de vías alternativas. Pero, inicialmente, el impacto sería catastrófico durante meses'', dijo Jorge.

De todos modos, los recientes actos del gobierno cubano han perjudicado ya cualquier intento de comprar alimentos en Estados Unidos.

Según la embajadora Sally Grooms Cowal, directora de la Fundación por una Política hacia Cuba --que aboga un mejoramiento en los vínculos con la isla--, la represión interna de disidentes acabó con cualquier esperanza de conseguir en el Congreso una liberalización en las relaciones.

''El comercio entre los dos países hubiera continuado en aumento si no fuera por estas detenciones, las cuales han abierto una nueva guerra fría'', dijo Cowal.

En La Habana, dijeron reporteros extranjeros a El Nuevo Herald, los cubanos parecían vivir ayer en un mar de rumores y preocupaciones.

''El comunicado oficial vino a incendiar las cosas. Ahora las personas dan como cierto que va a haber un corte en las remesas, cuando hasta ahora nada es seguro. El comunicado como que oficializó ese corte. Lo sancionó'', dijo un periodista mexicano.

''La gente está muy preocupada con esto, porque es su comida. No hablan de los disidentes o los fusilamientos. Hoy, esta mañana, sólo hablan de si sus familias les va a mandar dinero o no y si podrán comer. Esa es la realidad'', añadió.