02 fevereiro 2000

Las abuelas admiten que seguían instrucciones

Rui Ferreira / El Nuevo Herald

Al final del encuentro la semana pasada con el niño cubano Elián González, las abuelas del menor sintieron la tentación de sujetarlo a su lado e impedir la separación, sin embargo no lo hicieron siguiendo, al parecer, órdenes del gobierno de La Habana.

Eso fue lo que ambas admitieron, en declaraciones contradictorias a la televisión de La Habana cuando el martes les preguntaron: ``¿No sintieron la tentación de atrapar al niño y no dejar que se los quitaran?''.

``Qué abuela no iba a tener ese deseo, pero nosotras en ningún momento faltamos a las orientaciones'', afirmó la abuela paterna Mariela Quintana, utilizando una expresión del vocabulario político cubano que se refiere a órdenes o instrucciones dadas por instancias superiores.

La declaración constituye una contradicción de todo lo que aseguraron durante una semana de estancia en Estados Unidos y al regreso a La Habana. Las abuelas siempre sostuvieron que viajaron por su voluntad y con amplia libertad para expresarse.

Incluso, en el mismo programa televisivo, añadieron: ``Nosotras no somos rehenes. Nosotras actuamos libremente''.

El martes y el miércoles, las abuelas comparecieron en la televisión cubana durante tres horas para relatar detalles de su visita a Estados Unidos y el encuentro con Elián.

El detalle que provocó serias reacciones en Miami el martes y puede echar a perder totalmente cualquier posibilidad de que una corte decida enviar el niño de regreso a la isla, surgió cuando Quintana reveló que había mirado los órganos genitales de Elián y le había dado un mordisco en la lengua. ``Jugando con el niño le dije: `A ver, papito, sácate la lengua, y le di una mordidita en la lengua. Y después le abrí la portañuela y le dije: `Deja ver si te han crecido tus partecitas''', declaró la abuela paterna.

En La Pequeña Habana, los familiares miamenses vieron una grabación de las declaraciones y no podían ocultar su indignación, a tal punto que decidieron no informar a Elián de lo que su abuela contó.

``La familia está profundamente molesta y perturbada por la afirmación de la señora Quintana. Demuestra una falta de sensibilidad y poco respeto hacia el niño'', afirmó Armando Gutiérrez, vocero de los González.

En las dos entrevistas, llevadas a cabo en un estudio de televisión sin la participación de la prensa extranjera, las abuelas dijeron que después del encuentro concluyeron que Elián ya no es el nieto que siempre conocieron.

``Se mostró asustado, temeroso, su carita estaba triste. No era el niño alegre que conocíamos'', indicó Quintana.

La abuela materna, Raquel Rodríguez, añadió que el menor parecía asustado cuando las dos mujeres cuestionaron la presencia en una sala, al lado de la habitación del encuentro, de Marisleysis González, prima del pequeño, quien ha asumido la figura maternal desde que la madre biológica de Elián, Elizabeth Brotons, pereció ahogada en noviembre pasado.

``El dijo: `Mira, abuela, ésta es mi prima'. Lo dijo en un tono que parecía que el niño dependiera de ella, que no podía estar sin ella'', narró Rodríguez.

Las abuelas se quejaron de que no han podido hablar con Elián desde el día del encuentro. Pero fuentes de los familiares en Miami dijeron ellos que no han recibido llamadas y, además, ninguna de las dos lo llamó durante su permanencia en Estados Unidos.

Según Rodríguez, a la salida del encuentro, la hermana Jeanne O'Laughlin, anfitriona de la ocasión, trató de calmarles la tristeza diciendo: ``Dios es muy grande, y va a hacer algo para que [Elián] regrese con ustedes''.

Pero, enfatizó Rodríguez: ``Yo tenía tanto genio que le dije: `Qué Dios ni un c..., chica. Yo no creo en Dios ni creo en nadie''.

Hace dos domingos, las dos mujeres fueron a misa en Nueva York, y oraron junto a miles de fieles protestantes.

(C)2000 El Nuevo Herald