Compleja la restauración total del sistema eléctrico
Una semana después del paso del huracán Wilma, Miami-Dade y Broward levantaron el toque de queda, mientras cientos de miles de metros cúbicos de árboles y ramas todavía continuaban sin ser recogidos.
Centenares de cuadrillas armadas de sierras eléctricas trataban de desenmarañar cables eléctricos para restaurar el servicio lo más pronto posible en ambos condados.
En la Ciudad de Coral Gables, los empleados de FPL que reparan las líneas del fluido eléctrico tenían ayer dos frentes de batalla: las ramas de los árboles y las raíces.
''Hemos descubierto que la electricidad aquí se distribuye de dos formas, por cables aéreos y por cables soterrados'', dijo Steven Marion, un ''liniero'' de Carolina del Sur que, junto a dos decenas de colegas, vino a ayudar a la empresa Florida Power & Light a reanudar su servicio.
Los problemas son múltiples. Las ramas rompieron cables aéreos, algunos de los cuales aún tienen electricidad y son peligrosos, mientras que otros estaban enredados en las raíces. Cuando los vientos arrancaron árboles de cuajo y se llevaron hasta pedazos de acera, los cables soterrados también fueron detrás.
Ayer por la tarde, la FPL había restaurado el servicio al 75 por ciento de las 800,000 casas y negocios que se quedaron sin electricidad, y anunció que espera concluir toda la recuperación eléctrica el 13 de noviembre.
En las principales avenidas de Miami-Dade, eran visibles los camiones contratados por las diversas municipalidades recogiendo troncos y ramas; de hecho, en Coral Way se produjo un gran embotellamiento cuando las cuadrillas ocuparon dos sendas en algunos pedazos de la vía.
En Miami Beach, la alcaldía decidió que troncos y ramas fueran depositados en un amplio terreno a la entrada de la ciudad, en el viaducto Julia Tuttle, donde son procesados y convertidos en aserrín.
Pero ayer salió a la superficie la dimensión dramática de otra consecuencia de Wilma: el elevado número de casas declaradas inhabitables en Miami-Dade y Broward, tanto por problemas estructurales como por el peligro de que sus habitantes se electrocuten.
En Miami-Beach, los inspectores clausuraron 34 edificios, para un total de 400 apartamentos, porque las paredes, el techo y las ventanas quedaron afectadas por Wilma.
''Tienen grandes daños y no son habitables'', dijo la portavoz de la ciudad, Nannette Rodríguez.
La mayoría de los edificios están situados en Normandy Isle, una comunidad residencial construida en las décadas de 1940 y 1950, donde la mayor parte de las estructuras, de dos pisos, son de madera.
Según funcionarios municipales, ellos están obligados a asegurarse de que los residentes no vivan en casas inseguras y que los policías que muchas veces van a las casas lo hacen para proteger a los inspectores y para no intimidar a los residentes.
Por lo pronto, la Agencia Federal para el Control de Emergencias (FEMA) ha puesto en acción su programa ''Techo Azul'' para brindar a los afectados enormes toldos azules para tapar los techos, en cinco puntos del condado: 7630 NW 186th Street; 160 NE Miami Gardens Drive; 5400 NW 22 Avenue - Suite 110; 1409 SW 107th Avenue; 10710 SW 211th Street; 11805 SW 26 Street (Lobby) y 1034 NW 8 St., Homestead.
Los toldos pueden resultar muy útiles hoy, cuando se anuncian lluvias, las primeras desde el paso de Wilma.
En Broward unas 1,200 casas también sufrieron serios daños estructurales, y las autoridades pidieron a los vecinos que las abandonaran a menos que logren hacer reparaciones que mejoren el techo y eviten que se filtre la lluvia.
Ayer había un papel rojo en la puerta de cada residencia del complejo Tahiti Gardens, en Lauderdale Lakes, una barriada al oeste de Ft. Lauderdale, que fue inundada por las lluvias antes del paso de Wilma. El cartel decía claramente: ``Según la opinión de este inspector [el que firma], este edificio no es seguro''.
''No quiero parecer fría o molesta, pero la Ciudad ha dicho que se tienen que ir'', dijo la encargada del complejo, Monique Williams, quien se ha esforzado para conseguir refugio para los inquilinos desplazados.
El gobernador Jeb Bush vino ayer, por segunda vez en menos de una semana, al sur de la Florida, para tener una visión de primera mano de la situación en el sur de la Florida, y tras una visita a la alcaldía de Miami destacó que los destrozos en la agricultura van a tener consecuencias a medio plazo.
''Nos afectó muy duramente. Vamos a tener una consecuencia fuerte, son destrozos realmente serios'', declaró el gobernador.
Según la Florida Citrus Mutual, se han perdido $180 millones en cítricos, una cifra que incluye los daños en la cosecha y no en la infraestructura de la industria, como las fabricas procesadoras y los silos de almacenamiento.
Por otra parte, el gobernador volvió a insistir en la idea de que las gasolineras deban tener generadores, para poder servir al público en los casos de desastres naturales.
''No digo que todas, pero la mayoría debería tenerlos'', dijo el gobernador, quien también agregó que no veía ningún problema en que las compañías petrolíferas paguen esa inversión y no sean subsidiadas como algunas han pedido.
''Con miles de millones de ingresos, bien pueden pagar esos generadores'', añadió.