RUI FERREIRA /
El Nuevo Herald
WASHINGTON
Le dicen ''La Fiesta del Presidente'', pero en términos de seguridad la toma de posesión de George W. Bush el próximo jueves se ha transformado en el mayor dolor de cabeza desde el 11 de septiembre del 2001. A tal punto, que a las agencias federales no les ha quedado más remedio que pedir refuerzos a ciudades de la nación, entre ellas Miami, que enviará 41 policías hacia el distrito federal para participar en tareas de vigilancia de la ceremonia, en la cual se espera un mínimo de 250,000 personas.
''Recibimos un pedido de asistencia que Washington hizo a los grandes departamentos de policía del país. El hecho de que participemos en la seguridad de la toma de posesión del presidente de Estados Unidos es un importante reconocimiento para Miami'', declaró el comisionado Joe Sánchez.
La segunda toma de posesión de Bush es realmente una gran ceremonia que dura tres días. Es la primera desde los atentados terroristas en la capital y en Nueva York, e incluye el acto de juramentación en el Capitolio, donde esta semana comenzaron a construir tres enormes tarimas para unas 40,000 personas cercadas lateralmente por cristales blindados; el desfile a lo largo de la avenida Pennsylvania, por donde pasará la caravana presidencial rumbo a la Casa Blanca, y otra ceremonia delante de la imponente tarima construida al norte de la mansión presidencial donde se concentrarán más invitados.
Además, también está prevista la realización de 17 bailes, uno de ellos dedicado a los militares en combate en Irak, al cual están invitados 2,000 militares y sus familias. A la vez, el partido republicano ha organizado otros pequeños bailes para miles de invitados divididos por estados, lo cual moviliza un pequeño ejército de personal de seguridad, pues todo el que desee acceder a esos recintos cerrados será sometido a detectores de metales.
''Esto es nuestro Superbowl. Cada cual en su equipo participando en el juego y el terreno es muy, muy profundo'', afirmó el agente especial de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), James Rice.
Esta operación, tan confidencial que las autoridades no revelaron su nombre de código, es coordinada por el secretario de Seguridad Territorial (DHS), Tom Ridge, quien creó un Escuadrón de Reacción de la Capital, cuyo puesto de mando se encuentra al norte del estado de Virginia, a unas 25 millas de la capital estadounidense.
Un alto funcionario de una agencia federal declaró al diario The Washington Post que ese centro de mando recuerda ``un escenario de la [película] La Guerra de las Galaxias''.
''Todo pedazo de tecnología que existe es parte de él [el centro de mando]'', señalóRidge, quien comenzó a planificar todo hace ocho meses con el Servicio Secreto, aún sin saber quién sería el triunfador en las elecciones.
Desde la semana pasada, la capital de la nación parece una pequeña fortaleza, con barricadas erguidas a lo largo de la avenida del desfile, en el Capitolio y los principales monumentos.
La idea es blindar Washington, D.C., y se han establecido dos zonas de interdicción aérea en unas 35 millas alrededor del Obelisco de George Washington. Durante la ceremonia y el desfile, no habrá despegues o aterrizajes en el aeropuerto Ronald Reagan, al suroeste de la capital.
''Todo avión descubierto en esa zona será obligado a aterrizar por helicópteros del DHS o cazas de la fuerza aérea'', indicó la Agencia Federal de Aviación.
Ridge no ha querido decir cuántos agentes involucra la operación, pero en ella participan el Servicio Secreto, la Agencia Federal de Manejo de Emergencias, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, el Servicio Guardacostas, el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras, la Administración de Seguridad Aérea, el de Análisis de Información y Protección de Infraestructura --que tendrá a su cargo la confidencial Red [cibernética] de Información de Seguridad Nacional-- además del Departamento de Defensa, la Agencia Central de Inteligencia, el FBI y el Cuerpo de Policía de Washington, D.C., y el del Capitolio.
El nivel de seguridad es tan amplio, constató El Nuevo Herald durante una visita reciente por el área de construcción de las tarimas, que ya no se podía circular por allí sin un permiso. Los trabajadores disponían de identificaciones y eran vigilados por policías armados en pareja o agentes de civil. Ningún obrero quiso responder preguntas sobre su trabajo.
Entre las medidas de seguridad detectadas está la colocación de cámaras de televisión en todas las esquinas del trayecto del desfile, la recogida de los cestos de basura, la instalación de barreras electrónicas y metálicas contra vehículos a la entrada de la mayor parte de los edificios y garajes, sellar todas las alcantarillas de las avenidas y colocaron barreras de cemento que aíslan la avenida Pennsylvania y carteles anunciando a los vecinos cuándo la zona terminará de ser sellada y no podrán siquiera mover sus vehículos.
Uno de los cambios de seguridad en esta 55ma. toma de posesión presidencial fue el rediseño de las invitaciones. Se han distribuido 250,000 en azul, rojo, verde y dorado --cada color da acceso a un determinado espacio-- e incluyen una serie dispositivos de seguridad invisibles similares a los usados en los nuevos billetes de $20 para evitar que los copien.
Los boletos son para las ceremonias en el Capitolio y delante de la Casa Blanca, todas las demás actividades son de entrada libre, por lo cual las autoridades esperan una asistencia adicional de otras 200,000 personas.
''Quiero que esta sea, obviamente, la mejor seguridad de la historia, pero también queremos que sea la menos engorrosa. Vamos a tener una mayor seguridad y menos problemas para el cuarto de millón de personas que esperamos'', manifestó la semana pasada el senador republicano Trent Lott, presidente del comité congresional que supervisa la ceremonia.
La policía de Washington, D.C., anunció que registrará todos los peatones en una área de 100 manzanas en el centro de la ciudad y para entrar a las cermonias todos tendrán que cruzar al menos uno de los 22 puntos de acceso al área.
Según John P. Mallon, de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, la entidad dispondrá en Washington de todo el tipo de especialistas en explosivos y perros detectores para chequear los vehículos autorizados a penetrar en los recintos del desfile y las fiestas.
Hasta 20,000 militares movilizados dispondrán de dispositivos que bloquean la señal de los teléfonos celulares para impedir el accionar remoto de un explosivo. Y tendrán acceso a mapas electrónicos tridimensionales de la ciudad creados por la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial.
''Sí, todo esto es espectacular'', admitió Terrrance W. Gainer, jefe de la policía de la capital de la nación.
(C) 2005 El Nuevo Herald