RUI FERREIRA / El Nuevo Herald
En Cuba, no sólo en la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo hay musulmanes. En la barriada habanera de La Lisa ha aparecido un grupo de personas que afirman ser seguidores del Islam y que, para desagrado del gobierno de la isla, son apadrinados por autoridades iraníes.
Por el momento son pocos, mayormente de extracción humilde, y casi todos negros o mulatos. Pocos conocen el Corán, pero ya los hay que se consideran chiitas o sunitas.
Se desconoce su número exacto; unas fuentes los estiman en unos 300, otras en 3,000. Lo cierto es que, a los encuentros que promueven los diplomáticos iraníes en la capital cubana, suelen asistir alrededor de 70.
El Nuevo Herald localizó a uno, Alí Nicolás Cossío Sierra, quien fue empleado de la cancillería cubana en la década de los 1960. Ahora reporta regularmente para ''La Voz del Islam'', la emisora oficial iraní y tiene una amplia memoria sobre las actividades de la comunidad en la isla.
''Somos una pequeña comunidad que surge luchando a contrapelo de muchos mecanismos que existen en nuestro país. Ni todo ha sido color de rosa. Muchos asocian a los musulmanes a un islamismo no muy moderado, pero nosotros sí somos muy moderados'', dijo Cossío en una conversación telefónica desde su casa en la isla.
Cossío explicó que en La Habana hay alrededor de 16 misiones diplomáticas árabes, pero admitió que la de Irán tiene la voz cantante en los contactos con los musulmanes locales. ''La colectividad se debe mucho al apoyo moral y humano de las embajadas, y en ello se destaca la de Irán, la única que es chiíta'', explicó.
Según fuentes en Cuba, la embajada iraní está tratando de estructurar el grupo de nuevos musulmanes y darle un aspecto formal. Para ello, confirmó Cossío, se ha creado un concurso sobre la historia de Irán y se pretende establecer las bases de un grupo de reflexión sobre el islamismo.
El apoyo de la embajada de Irán a estos nuevos y sorprendentes seguidores, consiste también en ofrecerles artículos electrodomésticos, dinero, libros y publicaciones, con lo cual han incrementado poco a poco el grupo.
Este apadrinamiento es seguido por las autoridades cubanas con sumo cuidado --de hecho el Departamento de Actividades Religiosas del partido comunista ha nombrado un funcionario para ``atenderlos''--, concientes de que están en una encrucijada que pudiera derivar hacia un conflicto diplomático con uno de sus mejores aliados del momento.
''Un dilema interesante. Si Cuba rechaza a esta gente, afectaría [para bien] la percepción que tienen de la isla en Estados Unidos, pero al mismo tiempo crearía un choque con Irán. Es que si estos cubanos están buscando apoyo y [el gobierno hace] algo contra ellos, los iraníes pueden verlo como un gesto antimusulmán'', comentó el profesor Daniel Alvarez, especialista en el mundo islámico de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
Después de todo, recordó Alvarez, el Corán es muy preciso al momento de estipular que un musulmán debe prestar ayuda a otro que se encuentre en dificultades. Y dificultades sobran en la isla.
''El otro aspecto es el punto de la solidaridad humana, o sea, que los iraníes se sientan identificados con estos cubanos. El Islam tiene esta forma internacionalista. El Corán dice que si alguien les pide ayuda, es una obligación ir en defensa de los necesitados. Y si ese necesitado es un musulmán, la obligación es aún mayor'', explicó el analista.
El surgimiento de este grupo de personas también ha levantado suspicacias. Después de todo el mundo musulmán no es muy popular en la isla, no es fácil acceder a sus doctrinas de un día para otro y ninguno de los integrantes del grupo parece tener un antepasado árabe.
Una de las fuentes en La Habana comentó que es ''muy difícil'' determinar si los nuevos musulmanes cubanos son genuinos o no. ''Hay cubanos para todo, y más donde piensen que pueden obtener algo'', dijo.
Cossío, por su parte, enfatizó: "Estamos a favor de una colectividad con más valores de tipo cultural que material. No nos interesa el aumento del punto de vista de número, sino del aumento de la calidad humana''.
Hasta el momento, la embajada iraní en Cuba no ha dado indicios de que no cree en sus nuevos seguidores. De hecho, este viernes les ha organizado una recepción en un hotel habanero para conmemorar el aniversario del nacimiento del profeta Mahoma.
En la velada, los musulmanes cubanos entregarán al embajador un comunicado donde se condena severamente lo que consideran una profanación de la memoria del Profeta realizada a través de una serie de caricaturas en Dinamarca.
''He conversado con el embajador. Entiendo sus puntos de vista sobre la libertad de expresión, pero consideramos que fue una profanación condenable'' explicó Cossío.
El gobierno cubano siempre desarrolló relaciones con los países árabes. El apoyo del gobernante cubano Fidel Castro al fallecido líder de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, adquirió visos de leyenda. Los contactos con ex el presidente iraquí Saddam Hussein también fueron importantes.
A finales de la década de 1970 hubo un momento en la capital cubana en que había tantas embajadas de países musulmanes que entre todas decidieron crear un centro de reuniones y, con la anuencia del gobierno, comenzaron a patrocinar la Unión Arabe de Cuba.
No está claro cuándo surgieron estos nuevos musulmanes cubanos. Según trascendió, intentaron establecer nexos con la Unión Arabe, pero como es una entidad que siempre se consideró laica, no lograron crear allí ni un espacio de meditación. En la Casa del Arabe, un proyecto culinario de la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal, situado en el casco histórico de la ciudad, las actividades religiosas en su Salón Islámico son limitadas, lo cual los ha llevado a reclamar la construcción de una mezquita en la ciudad.
''Cuba es el único país de Latinoamérica que no tiene una mezquita, y al no haber una mezquita se hace muy difícil un intercambio social'', señaló Cossío, quien agregó que el Salón Islámico sirve de mezquita ''oficial'' pero es únicamente ``para extranjeros y diplomáticos''.
Por el momento es poco probable que haya una mezquita popular. Por años, la comunidad diplomática islámica también reclamó lo mismo, pero terminó improvisando una en predios diplomáticos.
''No creo que sea viable [construir la mezquita], porque el gobierno ni siquiera da autorización para la construcción de otros templos de religiones con mayor tradición entre los cubanos'', comentó una fuente próxima a la Iglesia Católica.